¡Ay madre!
¡Ay madre!
Temblándome vengo madre
Ay, qué susto más grande
Un lobo esperaba al camino
pero no, no tenía hambre
Su aliento anunciaba mi muerte
Sus ojos negro azabache
gruñían al son de la noche
Jugaba conmigo, no tenía hambre
Yo me acordé de los míos
Veía mi fin ahí delante
Empuñé mi navaja aterrado
Todo fue en vano pues no tenía hambre
Mi pecho aúlla en latidos
Sudor que sueña ser sangre
Quebrada mi mente aventura
“el lobo esta noche no tiene hambre”
Oh, qué alivio infinito
Qué suerte, se aleja el desastre
Él da media vuelta, respiro
Su risa me mira: “hoy no tengo hambre”
Entero me tiemblo madre
Déjeme usted que la abrace
Mil lobos acechan caminos
verás como alguno se muere de hambre
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